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Sobre "ir al psicólogo" y otros mitos

Foto del escritor: Adriana Laborda OrteAdriana Laborda Orte

Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. Carl G. Jung.

La primera vez que leí esta frase de Jung me llegó directamente al corazón. Y recuerdo que durante la formación en Terapia Gestalt, una profesora (que además fue mi psicóloga durante muchos años) siempre nos decía: “a veces para conectar con una persona, hay que hacerlo de herida a herida”.

Socialmente, cuando atravesamos una dificultad, ya sea una enfermedad física o una dolencia emocional, estamos muy acostumbrados a convertirnos en personas pasivas frente al profesional que nos está atendiendo. Vamos al médico para que nos de un diagnóstico y nos recete un medicamento que nos va a “curar” lo que sea que tengamos. Y generalmente tomamos un fármaco que combate el síntoma. En psicología, muchas veces pasa algo parecido. Hay una creencia generalizada en ir al psicólogo para que nos diga lo que tenemos que hacer y con eso mejorar nuestra situación o nuestro estado. Y eso nos coloca en un lugar de mucha pasividad, y además le otorga al profesional el poder de nuestra recuperación.

Nunca me ha gustado enfocar los procesos de sanación desde ese punto de vista y, quizás por eso, entre otras cosas, cuando terminé la carrera de Psicología decidí especializarme en TERAPIA GESTALT. Una de sus características es que parte de una concepción integral del ser humano donde lo físico, lo mental y lo emocional se relacionan entre sí como una unidad única e irrepetible. Y además lo considera como un agente activo y capaz en su propia sanación. El enfoque gestáltico propone ser conscientes de nuestras experiencias en el presente y de nuestra manera de vincularnos, haciéndonos responsables de nuestros actos. Su propuesta es favorecer que las personas desarrollen sus propios recursos y su confianza en sí mismas y en sus capacidades.

Cuando te puedes sentir parte de tu propio proceso de autoconocimiento y transformación personal, suele aparecer una enorme vitalidad y un profundo empoderamiento, y eso en sí mismo ya es sanador. Tomar las riendas de tu proceso personal te permite darte cuenta de los pasos que vas dando, de los recursos propios que vas descubriendo, de lo que todavía necesitas seguir trabajando, de tus fortalezas y aspectos más vulnerables y mucho más. Y en ese viaje, el psicólogo se convierte en un acompañante de tu proceso, alguien que te ayuda a iluminar aspectos de tu interior que no estás pudiendo ver (pero el interruptor lo aprietas tú).

Desde mi experiencia, me atrevo a decir que todas las creencias que le adjudicamos a “ir al psicólogo” son culturales, ya que en otros países esto no es así. Yo viví más de 8 años en Argentina y por ejemplo allí ir al psicólogo está muy normalizado culturalmente. Es natural hacer terapia y acompañar los diferentes procesos evolutivos con un psicólogo. A nadie le extraña si un familiar o un amigo te habla de su psicólogo o si en una conversación cotidiana sale a relucir algo de tu terapia. Está muy naturalizado. En España, sin embargo, aunque afortunadamente cada vez menos, todavía esto sigue siendo un tabú.

Existen muchos enfoques dentro de la psicología y muchas alternativas terapéuticas. No hay una mejor que la otra, existe la que es buena para ti en este momento; ¡busca hasta que la encuentres!.

En mis sesiones como psicóloga, trabajo con herramientas creativas (escritura, pintura, trabajo corporal, etc) como apoyo al autoconocimiento. Es un método muy creativo y transformador porque estas herramientas actúan como puentes o vehículos a tu mundo interior y te permiten conectar mejor con tus emociones. Más adelante profundizaré sobre este método.

Volviendo a la frase de Jung del principio del artículo, me parece fundamental que los psicólogos verdaderamente acompañemos con toda nuestra profesionalidad y además que también hayamos realizado un trabajo personal para sanar nuestras propias heridas. (Si, los psicólogos, como seres humanos que somos, también tenemos heridas y aspectos a trabajar). ¡Otro mito para deconstruir!

Ir al psicólogo es una puerta al autoconocimiento; es permitirte bucear en tu interior y sacar capas hasta acceder a esos lugares internos de ti mismo/a. Ir al psicólogo es útil para elaborar vivencias, cerrar procesos, “soltar mochilas o situaciones que estabas cargando, recolocar, procesar, asimilar situaciones, sanar vínculos, etc. Y sobre todo PARA CONOCERTE y VIVIR SIENDO QUIEN ERES. Como siempre digo, tú solamente puedes ser tú. De modo que si vives tu vida en incoherencia con lo que verdaderamente eres, inevitablemente vas a sentir malestar y frustración. Como dicen Erving y Miriam Polster: “La terapia es demasiado beneficiosa para limitarla a las personas enfermas”.

¿Por qué realizar un proceso de autoconocimiento? Yo cambiaría la pregunta por ¿para qué? Básicamente para vivir una vida más plena. Realizar un proceso de crecimiento personal te posibilita vivir más libremente, desde la autenticidad y la alegría; te permite realizar cambios y establecer vínculos basados en la empatía, el respeto y el amor. En definitiva, mejorar considerablemente tu calidad de vida. Tenemos una herramienta maravillosa para el autoconocimiento y el crecimiento personal. Te animo a conocerte y te acompaño en tu proceso.


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